¡Conoce nuestra marca!

Definimos “Indı́genas” como todo aquel individuo capaz de sobrevivir a la expansión territorial de un otro ajeno a él. Y es esta acepción de la palabra la que nos ha inspirado para nombrar no a este producto, sino a todo un proyecto que pretende englobar en cada pequeña obra producida, la búsqueda interna de los componentes de esta empresa y su mirada hacia el mundo circundante. En el mundo globalizado que nos ha tocado vivir y aún apreciando y utilizando sus ventajas, nos surge la imperiosa necesidad de investigar sobre lo pequeño, y por pequeño entendemos lo esencial, lo simple, lo local, lo propio, todo aquello a lo que podamos encontrarle un contenido y dotarle de un significado que hable de nosotros. Es decir, investigamos sobre nuestra identidad y nuestra huella. Nuestros intereses surgen de la observación inicial de la Naturaleza, nuestra principal fuente de inspiración. En la Naturaleza parece haber un orden perfecto, mı́stico. Una geometrı́a que conforma desde una gota de agua, hasta las mareas ordenadas por la luna. En esa geometrı́a (proporción áurea de Leonardo Da Vinci), todo parece tener su sitio, ningún elemento es prescindible. Nada es accesorio.  La Naturaleza es el mejor escenario para comprobar que la ética y la estética son dos caras de la misma moneda.

Esos son nuestros intereses: la ética y la estética, y el diálogo que se establece entre ambos y como ese diálogo se puede materializar en un objeto. Sabemos que nuestra pretensión es ambiciosa pero queremos que el receptor de nuestros productos se sienta completando una cadena. No como un mero receptáculo en el que se vuelcan objetos muertos (perfectos y completos), sino como parte de una cadena de actos pequeños que tienen significado.

En esta búsqueda de “lo esencial”, damos una importancia crucial a los sentidos. Nuestra pequeña “obra” intenta comunicarse con el cliente desde la piel, no hay nada conceptual en ello. Nuestro producto es el proceso mismo.

Como decı́amos anteriormente no nos interesa fabricar objetos perfectos, con acabados sin fisuras, para volcarlos en un consumidor pasivo que no ponga nada de él. No nos interesa la “expansión territorial”, lo que intentamos es “sobrevivir a ella”, de ahı́ “Indı́genas”.

No queremos productos “muertos”, replicables y sustituibles hasta el infinito. Queremos procesos vivos e inacabados, que muevan (en la medida de nuestras posibilidades) algo en la persona que lo recibe. Es de “crear” un lenguaje de lo que estamos hablando o incluso de intentar descodificar una parte infinitesimal del lenguaje de la Naturaleza o al menos, participar de ella.